Por:
Correa Priscilla
Moyano Luis
Shaw Dani
Valecillos Vanesa
SINGAPUR |
Hay un dicho que dice, que no todo lo que
brilla siempre es oro, y lamentablemente, Panamá no es la excepción. Muchas son
las personas que se atreven a comparar e igualar nuestro país, con Singapur,
sin embargo, ¿conocen estas personas a qué distancia está Panamá de ser
Singapur?
Llamaremos coincidencia a que Singapur y
Panamá casi poseen las mismas infraestructuras arquitectónicas, y que en
algunas fotografías puede llegarse a confundir un país con otro, incluso, si
bien es cierto, ambos tienen una ventaja competitiva en su región, en el ámbito
naviero.
La apariencias engañan, pues, a pesar de ser
similares en muchos aspectos, Singapur se enfatiza significativamente en fortalecer su economía y en la apertura al comercio internacional y mantiene
una recaudación efectiva de impuestos. Además, el gobierno singapurense posee
una alta eficiencia en la gestión estatal, no existe corrupción y redistribuyen
el ingreso de la forma correcta, además de que la desigualdad social es muy
baja.
PANAMÁ |
Detrás de toda esa
infraestructura panameña, existe una mala redistribución de ingresos, innumerables problemas políticos,
significativos niveles de corrupción, con una desigualdad social muy alta así
como los altos índices de pobreza.
En síntesis, no
podemos jactarnos de ser un Singapur, mientras estas debilidades perduren. Lo
importante es convertirlas a fortalezas, así como lo hizo Singapur en su
momento. Por lo tanto, mientras existan gobernantes imponiendo sus intereses y
no en pro del bien común istmeño, las apariencias nos seguirán engañando.
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