Por:
Jonathan Tejada
Mucho se habla que en Panamá la vida es
mas barata, que es muy poco lo que se paga en impuestos, pero como se regula esta práctica económica
abanderada por un gobierno. Creemos que para tener mejor entendimiento de este
tema debemos saber que es una “Reforma Fiscal”, la misma en un lenguaje
sencillo no es más que –“prometer reducir impuestos, sobre cosas ya gravadas y
crear uno nuevo sobre lo que no tiene”-, pero antes de aprobar dichas reformas
cuando un gobierno está en campaña juran y perjuran que “no aumentarán los
impuestos”, cuando ganan y la están proponiendo divulgan en todos los medios de
comunicación escritos, radiales y televisivos a toda voz "que pague más el
que más ingresos tenga", si bien es cierto que los impuestos son la única
entrada directa de dinero que tiene un gobierno, a costa de qué un ciudadano
común y corriente, debe asumir el costo de dichas reformas.
En las 3 últimas administraciones que a
tenido Panamá cada uno a sacado su librito en este tema Mireya propuso la suya,
Martín Torrijos con el recordado y fatídico CAIR y ni hablemos de este gobierno
abanderado por Ricardo Martinelli, quien en sus 3 años y 6 meses a modificado en
4 cuatro ocasiones la política fiscal nacional, una en cada año -¡Qué Barbaridad¡-.
Con la aprobación de las nuevas reformas
fiscales en Panamá, el Gobierno Nacional afirma que la reforma busca beneficiar
a los sectores populares del país, con sus programas de 100 para los 70, Ángel
Guardián, Beca Universal y porqué no decirlo, la cual es una realidad el sobre
costo de los proyectos como la Línea uno del Metro, Metro Bus, construcción de
ordenamiento vehicular y otros, que al panameño de a pie le vende como lo mejor
y el ungüento a todos sus problemas. Pero nuestra realidad es que tanto
impuesto que pagamos no se refleja, ni mejora nuestra calidad de vida, dejando
una vez más a un país sumido en la desigualdad y la esperanza de que algún día
las cosas mejorarán.
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