Durante mucho
tiempo hemos visto circular el dólar en Panamá y lo aceptamos como moneda de
tránsito legal en nuestro país. El cambio de moneda no ha
sido tema de interés para los Gobernantes durante muchos períodos de elección.
Sin embargo, en los últimos gobiernos Panamá ha sido blanco fácil de los
gobernantes para llenarse los bolsillo a costa del pueblo y la corrupción está
en un nivel muy alto. Esto nos lleva a reflexionar en torno a la pregunta del
título y pensar un poco si una moneda propia tendría la misma aceptación que ha
tenido el dólar durante siglos.
Compartimos el
planteamiento acerca de que al dolarizar, nuestro país prácticamente renuncia a
una política económica ya que no cuenta con un banco central, ni con moneda
propia. Sin embargo destacamos que la dolarización evita la crisis monetaria
porque no nos exponemos a una fuerte depreciación ni a las salidas súbitas de
capital motivados por el temor a una devaluación. De igual manera la dolarización
nos permite lograr una integración más estrecha con la economía mundial.
Si evaluamos
la situación política que vive nuestro país en la actualidad, donde los actos
de corrupción saltan a la luz pública podríamos afirmar que el pueblo panameño,
en estos momentos, no confiaría en que los políticos administrarán
responsablemente una maquinita de hacer dinero. La percepción del pueblo
panameño es que los políticos solo piensan en sus beneficios y no en los del
país. Como muestra de este rechazo tenemos el poco respaldo que se ha dado a la
moneda que jocosamente han llamado “los martinellis”, sentimiento que va
acompañado del temor a una desestabilización económica (crisis económica) que
podría traer el hacer desaparecer el dólar de nuestra economía. Por qué no
creer que el interés en una moneda propia sea tener mayores utilidades que se
transferirían directamente al Gobierno panameño y no al pueblo como tal.
Probablemente
no hay nada de que sentirnos orgullosos, al no tener moneda propia, pero
tampoco podríamos asegurar que una moneda propia le dará mayores garantías
económicas al pueblo panameño.
Concluimos
afirmando que Panamá tiene que mantenerse dolarizado para no quebrantar la
política económica del país y poder seguir siendo punto de encuentro de
inversionistas extranjeros que encuentran un atractivo en nuestro país y
permiten tener una economía creciente.
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