Alan Altamirano
Keysi Rudas
Yelitza Moreno
Fortuné Julliet
Angélica Algandona
Hace ya casi 15 años‚ cuando se decidió vender gran parte de las propiedades estatales en instituciones de servicio público‚ surgió la duda del ¿Por qué? En aquel momento todo sonaba bastante lógico. Estas empresas tenían una alta morosidad y una falta de inversión en tecnología impagable por un estado que todavía no tenía un “canal de oro” para financiar todo lo que nuestros gobernantes querían. Hoy día la situación ha cambiado mucho: las acciones del gobierno en estas empresas reportan dividendos de gratis‚ es decir‚ sin la inversión directa del estado como accionista. Por esto no podemos encontrar con nuestro sentido común una razón para que esta venta se justifique‚ sea necesaria o beneficie al estado. Realmente queremos pensar que existe una razón honorable y justa para esta venta que redunde en beneficio de los más necesitados y las futuras generaciones‚ pero que nos la digan‚ que sustenten la decisión y el deseo que tienen de vender esta “entrada extra”‚ con palabras y con números. El deseo de los actuales dueños de concesión y de potenciales nuevos inversionistas existe con la oferta actual‚ entonces ¿a quienes les interesa este cambio de condiciones? Una de las cosas más tristes en nuestro país es la falta total de fe y confianza que la mayoría tenemos en las autoridades y gobernantes‚ lo que nos hace dudar de todo lo que dicen y proponen‚ pero no es de gratis que se han ganado esta desconfianza‚ es que ya estamos curtidos de tantas mentiras.
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