Por:
Ezequiel
de la Cruz
Analisa
De León
Sebastián
Peña
Emil
Velasquez
La
Dolarización se define como el uso, de forma legal en un país determinado, de
una moneda extranjera en las diferentes actividades que sus habitantes realicen
y que necesiten la utilización de dinero. En el caso de Panamá, se declaró como moneda oficial el dólar y el mismo coexiste con el Balboa, su moneda.
Constitucionalmente el dólar no es de uso “forzado” y los comerciantes tienen
la opción de hacer sus transacciones en la moneda que mayor rentabilidad les
genere.
La
libre circulación del dólar en el istmo panameño durante más de 169 años, hace
de este país un sistema financiero sólido y respaldado por el movimiento
marítimo que brinda el Canal de Panamá,
considerada una de las más importante
megas infraestructuras a nivel
mundial.
El
Banco Nacional de Panamá es el responsable de salvaguardar el tesoro nacional
por ser el receptor exclusivo de los depósitos de las Instituciones
descentralizadas, Empresas Públicas, entidades financieras, recaudación de
impuesto, dividendo de empresas mixtas y del Canal de Panamá.
Panamá
como país, no cuenta con un Banco
Central que determine una emisión de
papel moneda, el control en las tasas de interés que ofertan las entidades
bancarias, que son mecanismo que impactan directamente en la economía del país
y que son métodos aplicados para aumentar o disminuir el efecto del
encarecimiento del costo de vida (inflación) o la caída de los mismos
(deflación).
La
dolarización junto con la posición estratégica de Panamá a hecho de este país
uno de los centros más importantes para los inversionistas extranjeros que
buscan en los mercados emergentes consolidarse e invertir con el menor riesgo
posible su dinero, dando como resultado una economía en crecimiento constante
posicionándose como un centro bancario confiable, un HUB aéreo de
referencia, un sistema logístico de alta
calidad y la igualdad de oportunidades para los que compiten dentro de un
mercado neoliberal.
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