Luis Felipe Barriga A.
Jenniree Barbera
Evelyn Suarez
Orlando Prescott
Norma Cerrud
Un proverbio reza: “lo
importante no es la cantidad sino la calidad”; la analogía bien podría
aplicarse al crecimiento económico acelerado que ha tenido Panamá, con mucha
infraestructura sin verdadero cambio cultural. Al comparar a Singapur con
Panamá vemos que los modelos económicos son símiles en: ingresos provenientes
de puertos, centro bancario eficiente y economía abierta, pero si nos metemos
en el atolladero del asunto vemos que contrastar a Panamá con Singapur es como decir
que la “magnesia y el magnesio” son lo mismo.
La
falta de mano de obra calificada, escasez de educación con estándares de
excelencia, corrupción política y el
caos de la ciudad, le están arrancando a los panameños el sueño de vivir
realmente en Singapur. Para que Panamá parezca Singapur, primero se debe invertir en educación e inyectar dinero a la
producción local, con esto se ayudaría a disminuir la marcada diferencia de
clases, donde los pobres pierden poder adquisitivo debido a que no tienen
capacidad de inversión y los ricos son más fuertes porque tienen capacidad para
introducir capital.
A
pesar de esta realidad hay iniciativas que llevan a los panameños hasta
Singapur sin tomar un avión; la expansión del canal de Panamá, el Metro, el
reordenamiento vial y Panamá Pacífico son algunas de ellas. Mencionamos a
Panamá Pacífico porque es la sinergia perfecta entre gobierno y empresa
privada, en donde se crean incentivos fiscales para que compañías se trasladen a esta zona, y así, crear nuevas
plazas laborales y colocar un centro industrial
fuera de la ciudad. Con esto,
estamos seguros que a Panamá le falta mucho para llegar a ser igual a Singapur
pero sabemos que ganas no le faltan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario